No soy muy fan de Octavio Paz y aunque tiene un Premio Nobel de Literatura, no concuerdo con mucho de lo que escribió. Sin embargo el viernes, mientras esperaba fuera de una librería sentada en una banca con la lluvia de fondo, leí un extracto de una carta que envío a Tomás Segovia. No puedo decir más que me identifiqué inmediatamente con esas líneas, porque después de mucho tiempo así me siento:
"Aprendí a estar solo y a no tener miedo de los otros, de la muerte, del tiempo. Entonces encontré a ... No antes sino después, cuando ya sabía que podía estar solo y que, por tanto, podía compartir, podía estar acompañado y ser compañía".
Entonces me queda claro que uno va por la vida, descubriendo hilos negros que no dejarán de sorprendernos jamas.
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