Pues que el fin de semana pasado me voy a Oaxaca.
Me la pasé increible, aunque deje muchos compromisos importantes aqui. Me siento mal porque no estuve en el cumple de Nai, ni en el bautizo de mi sobrinito inglés, ni en el cumpleaños del cotizado y mucho menos festejando a mi papá en el día del padre. Pero me siento bien porque festeje los cumpleaños de Angelica y Pao en un lugar increible y con gente increible.
Conocí mucha gente que de verdad era la pura buena onda como las amigas de Pao y Ramon.
Comí de todo y cómo si fuera la última vez: enfrijoladas, mole, chapulines, queso, estofado de la sierra, aguas, chocolate, champurrado, tlayudas, pastel, tasajo y bueno ya pa que le sigo... no me cabe duda de porque ahorita me muero de dolor de panza.
De la bebida ni se diga: mojitos, cervezas, cocteles, MEZCALES, whiskey.
Baile y me reí como hace años no lo hacía. Ese lugarcito "El Central" ufff, que buen lugar. La vibra de la gente, todos bailando, todos alivianados me encantó. Hace años no estaba en un lugar donde el calor y las multitudes son casi sofocantes pero donde la compañía y el ambiente hacen que cualquier molestia pase desapercibida. Ahora veo las fotos y pienso: uy! que buen debraye! seguro la culpa la tienen esos "20 whiskeys" que me tomé... jajaja (chiste local).
Y bueno que decir de cuando desperté y desde mi ventana veía las montañas, la naturaleza, y percibía los olores de la comida y el campo, es algo a lo que uno puede llegar a acostumbrarse muy fácil.
En fin... de lo que me había perdido por no ir antes a Oaxaca, pero seguro regreso por más!
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